En la huida, se te ha enganchado el chal, y te deja descubierto tu escote.
Al salir de esa calle, un policía de la Metropolitana te detiene. Está algo bebido y tiene ganas de bronca. Alega “escándalo público” y “conducta inapropiada”, por ir poco tapada.
Trata de tocarte más de la cuenta, y te defiendes dándole un guantazo. Te lleva al calabozo esa noche. Sabes que es injusto, y quieres darle su merecido. Pero seguro que el Destripador no traspasará las rejas de tu celda.
A pesar de lo desagradable de este episodio, ganas algo de tranquilidad esta noche.