Como ha habido suerte, es posible que haya otro buen cliente dispuesto a matar el rato.
Te paseas de nuevo por la calle principal del barrio, y muchas chicas se han retirado ya. Es de noche, y la oscuridad total no ayuda a cobrar confianza en estos lugares. Pero menos chicas, menos competencia. Y te sientes coqueta esta noche, a pesar del hambre.
Las buenas noches deben ser aprovechadas, te dices. Podría resolverte la semana.
Así que tanteas el asunto dejando ver algo más de escote y más piernas. Otro caballero llega por la esquina. Sus pasos resuenan en la calle, cada vez más silenciosa.